Reseña: HOWARD.- ‘Event Horizon’

‘EVENT HORIZON’ es una de esas gratas sorpresas que uno se encuentra cada cierto tiempo. El tercer trabajo de los franceses HOWARD, viene cargado de sonidos vintage marcados por la profundidad de un órgano hammond diabólico, unas voces conmovedoras y la suficiente psicodelia como para no poder resistirse a zambullirte en sus surcos. Hard-progresivo más propio de los 70’s, empapado de fuzz, golpes de stoner y constantes cambios de registro. Con un sonido ampuloso, HOWARD nos sumen en un caleidoscopio sonoro más propio de otros tiempos, pero con los suficientes elementos contemporáneos como para no oler a naftalina. Toda una locura en un ejercicio creativo lleno de alicientes para el oyente. Efectos, atmósferas retro, y un túnel de psicodelia pesada que logrará hacer que tu cabeza explote en un orgasmo de emociones. Divertido y anguloso, ‘EVENT HORIZON’ es de esos álbumes que gana con nuevas escuchas, ofreciéndonos múltiples matices que habían pasado desapercibidos. Un álbum impactante que no se recrea en estereotipos del pasado, sino que abre su coctelera para ofrecernos su personal e intoxicante brebaje. Chamánico por momentos, desgarrador en otros, el álbum nos ofrece ocho canciones que completan un aquelarre reconfortante que se balancea entre la suavidad de sus melodías y sus ampulosos desarrollos instrumentales. Nuevamente la magistral voz con una cierta inclinación doorsiana, hace que cada canción brille como las estrellas, con su propia luz.

HOWARD son: JM Canoville (voz y guitarras), Raphaël Jeandenand (órgano, sintetizadores, bajo y theremin) y Tom Karren (batería, samplers, glockenspiel y flauta)

Emulando al Jim Morrison poeta, ‘Bankable sermon’ abre el álbum con chamánicos pasajes psico-progresivos antes de zambullirse en un entorno hard-prog. Buenas voces, fascinantes estribillos y un impactante órgano vintage, impulsan un corte vibrante que marca el devenir del álbum.

Bajando las revoluciones, ‘Seeds of love’ ofrece una cara más suave y amable. Aquí los sosegados pasajes vocales se adornan con pasajes progresivos que se acercan a los estándares del rock clásico, desde una mirada pausada.  A pesar de su espíritu sosegado el corte contiene momentos desgarradores en los que todo se revoluciona.

‘Need want get’ se deja seducir por una apuesta más ecléctica. Su oscura atmósfera se salpica con voces narrativas y constantes cambios de ritmo. Manteniendo una dualidad entre lo progresivo y lo alternativo, el corte contiene pasajes narrados que contrastan con alguna guitarra insertada con sutileza y un curioso trabajo de teclados. Un corte extraño que mantiene el ritmo en todo momento haciendo que todo resulte más cohesionado.

Evolucionando lentamente ‘Telescope’ parece susurrarnos con sus delicadas melodías. Un plácido espacio que se toma su tiempo para desplegar todos sus encantos con un sonido vintage de manual. Sus suaves pasajes son golpeados por ocasionales subidas de intensidad que no le hacen perder su carácter plácido y reconfortante.  Con el sonido del órgano arrestando los riffs a un entorno de pesadez la canción se muestra contenida y rica en matices hasta su desgarrador final.

 ‘I heart a sound’ chisporroteante efectos psicodélicos con una breve introducción que da paso a su verdadero propósito. Su sonido hard-progresivo del pasado siglo se adorna con elementos contemporáneos en una fusión sumamente apetecible. Rebosante de fuerza la voz y órgano se balancean mutando su forma de presentarse ante el oyente. Una dualidad en la que lo progresivo flirtea con elementos psicodélicos entre alguna embestida más pesada y un final explosivo y dinámico.

La vibra Morrisiana de las melodías de ‘The way’ es el reflejo de parte las canciones del álbum. Bellas y cálidas melodías arropadas por una sutil instrumentación creando un entorno atmosférico de gran belleza. Avanzando con sigilo el corte nos introduce un bosque psicodélico lleno de matices. En este placido y meditativo entorno, la guitarra se asoma al tema proporcionando brillantes momentos que contrastan con el protagonismo del órgano a la mayor parte de las canciones. Una canción con personalidad propia en la que HOWARD parece prescindir de los golpes de pesadez para crean un efecto balsámico sumamente gratificante para el oyente.

‘Heedless’ se precipita entre ritmos hipnótico y efectos por un espacio más turbulento en el que los ecos blues y la psicodelia cósmica se unen a la fiesta. Lleno de fuerza y dinamismo, el corte parece arrollarnos con toda su vitalidad.

Con una propuesta inspirada en el legado floydiano ‘Event horizon’ palpita creando un atmosférico espacio en el que HOWARD albergan los mejores momentos del álbum. La cautivadora voz y su pausada instrumentación son un argumento lo suficiente fascinante como para caer rendido a sus encantos.  Sin duda estos chicos parecen no ponerse barreras en su creatividad. Manteniendo ese carácter que hace que los temas graviten entre los momentos plácidos y suaves con la pesadez y fuerza de sus medidas embestidas pesadas. Brillantes riffs y fuertes ritmos complementan un corte sobrio y bien diseñado para seducir al oyente de mil formas diferentes. Aquí reside precisamente todo su encanto.

Howard – The Band

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