El cuarto trabajo del trio argentino refleja la evolución de una banda que con cada nuevo trabajo se muestra más madura y certera en sus composiciones. Con un estilo definido, IAH nos invita a recorrer entornos instrumentales en los que la psicodelia, el post.rock, el stoner y el post-metal conviven en perfecta armonía. Sin estridencias, y sabiendo cuándo poner la intensidad, consiguen crear canciones llenas de belleza con las que lograr transmitir diferentes estados de ánimo al oyente. Largos temas en los que plasman su buen hacer y que se construyen desde la calma, pero que contienen distintas oscilaciones que los hacen cualquier cosa, menos monótonos. Con guiños al sonido ambiental característico de bandas como Yawning Man, logran conjugar elementos progresivos con los ecos más sosegados del rock del desierto. Una dimensión sensorial en la que sus atmósferas atrapan al oyente, proporcionándole un entorno reflexivo de gran belleza. Este no es un álbum para ir de fiesta, pero, por el contrario, es la banda sonora ideal para encontrarse con uno mismo, en un ambiente cálido, y muy introspectivo. Un álbum que puede parecer en una primera impresión algo lineal, pero que, por el contrario, tiene muchos matices incrustados en cada una de sus canciones, algo que IAH hace con la sutileza de una banda veterana.
IAH son: Juan Pablo Lucco Borlera (bajo), Mauricio Condon (guitarra) y José Landíon (batería).
’OMINES’ fue grabado en vivo en 440 Estudio, masterizado por Magnus Lindberg y cuenta con un arte de portada obra de Ignacio Valicenti. La producción corrió a cargo de Mario Carnerero e IAH.

‘Cernunnos’ abre el álbum proporcionándonos una inquietante atmósfera en la que el trio desarrolla su propuesta instrumental entre elementos psicodélicos y post-.rock. oscuro y con bellas melodías, el tema se muestra como una especie de introducción a una narrativa más profunda. La canción se desarrolla en distintas partes, una primera con suaves vibraciones., una parte central en la que los riffs pesados de vocación post-metal golpean con contundencia, y una parte final en la que retoman los suaves pasajes de psicodelia pesada para introducir al oyente en su narrativa. Un lento génesis que nos lleva a descubrir la parte más experimental y stoner de los argentinos; un espacio, en el que se manejan con solvencia ofreciendo oscilaciones de intensidad en un relato gris y con ciertos tonos de nostalgia, proporcionando una sensación de inquietud y tristeza al oyente.
En una atmósfera más apacible, ‘L’esprit de l’escalier’ nos invita a pasear por bellos entornos sonoros en esa frontera entre el post-rock y la psicodelia pesada en la que tan bien se mueve el trio. Poniendo la intensidad en el momento justo, crean un corte balsámico y susurrante en el que la belleza habita en solitarios espacios instrumentales. Repitiendo su melodía IAH, incorporan elementos que enriquecen una canción suave y balsámica. La contenida base rítmica sirve de perfecto soporte para los devaneos de una guitarra que brilla con luz propia.
Instalados en los temas sosegados, ‘Sunon’ se desarrolla entre suaves melodías de inclinación post-rock. Lento en su desarrollo, los acordes se repiten creando un entorno mágico de relajación y paz interior. A diferencia de otras de las canciones incluidas en el álbum, aquí no hay explosiones de fuerza, manteniendo siempre el dulce susurro de esas apacibles y reconfortantes melodías que parecen sucumbir a una propuesta progresiva.
Con sus cuatro minutos en contraste con los largos temas, ‘Brilo’ crea una nueva atmósfera gratificante para el oyente. Silencioso y con bellos pasajes, aquí se vislumbran algunos ecos desérticos que me evocan a alguna de las canciones de Yawning Man. Esa conjunción entre lo arenoso y el post-rock, consigue crean un espacio para la reflexión con la puesta de sol en el horizonte.
‘Luno’ desata las hostilidades stoner con su conjunción de riffs rugosos y melodías atmosféricas.Un sonido grueso que deja al descubierto la vocación pesada del trio. Puro stoner instrumental de manual, ejecutado con maestría. Con esos elementos, IAH no duda en ofrecernos pasajes heavy-psych en los que la guitarra exhuma psicotrópicos antes de bajar la intensidad y recostarse en un acolchado prado de vibraciones psicodélicas. Posiblemente uno de los temas más versátiles del álbum que parece tener vida propia.
Con solo tres minutos y convirtiéndose en el corte más breve de un álbum que ofrece canciones largas, ‘Arce’ consigue aunar la belleza en un espacio más breve del habitual. Creando un gratificante espacio sonoro, la canción nos acaricia con bellos acordes casi a modo de interludio. De nuevo la guitarra nos proporciona aromáticas fragancias sonoras.
‘Naga’ retoma la larga duración con sus casi 10 minutos de atmosféricos pasajes instrumentales.Los ecos del desierto hacen acto de presencia nuevamente entre hermosas armonías con la guitarra como auténtica protagonista en su parte inicial. Tras esa introducción de poco más de un minuto, los riffs se vuelven más ásperos elevando la intensidad y pesadez del corte. Aquí los elementos heavy-psych co-habitan con brillantes momentos de stoner instrumental de manual. Oscilando en su sonido, el tema desciende insondables entornos para la reflexión. Con sutiles elementos pesados entre su armonía, consiguen dotar de fuerza a otro corte plácido con entrañas robustas. Un cuidado trabajo compositivo en el que nada parece dejado al azar.
Cerrando el álbum nos encontramos el corte más largo, ‘Omines’ con la colaboración de. Spacelug, se desarrolla entre susurrantes pasajes que en esta ocasión se enriquecen con la cálida y reconfortante voz. En una atmósfera de luz tenue, como el resto de las canciones del álbum, aquí vuelven a poner sintonía a la tristeza y la melancolía. Lento y cadente, el tema se toma su tiempo para desarrollarse y llegar a su culmen. Nuevamente, el post-rock, la psicodelia, y los elementos progresivos van construyendo un tema en el que los ecos del desert-rock más atmosférico están presentes.
Un comentario en “Reseña: IAH.- ‘Omines’”