La séptima edición del Woodrock Festival se presentaba con el aliciente de ver en directo a la mítica banda de Jinx Dawson, COVEN. Los estadounidenses iniciaban la gira que les trae por Europa este verano en el coqueto festival portugués, siendo una oportunidad única de ver a la banda con toda su frescura.
Un modesto festival que huye de la masificación y del mercantilismo desarrollándose en un privilegiado entorno natural en la costa portuguesa. Tres días en los que puedes disfrutar de la naturaleza así como de una solitaria y kilométrica playa con dunas que acaba siendo todo un aliciente para pasar el día hasta el comienzo de las actuaciones ya entrada la noche.
Con la módica entrada a 25 euros, la organización incluye la estancia en el camping (no zona de acampada al uso) de la localidad de Praya Quiaios. En un ambiente de completo relax la primera sorpresa fue el escenario en el que se desarrollaba la primera jornada.
Un idílico espacio entre el bosque junto al camping al que se accedía por un arco natural entre los árboles en un claro del bosque que había sido desbrozado por la organización. Balas de paja para sentarse y multitud de ornamentos que hacían la estancia en el lugar de lo mas acogedora. La magia del lugar, el ambiente familiar y poco público se presentaban como una ocasión única para disfrutar de bandas como el Altar del Holocausto en un espacio distinto a los habituales.
La jornada empezaba con problemas de sonido de WILDNORTHE hacía que su actuación comenzara con una hora y media de retraso. Una apuesta alternativa que consiguió enganchar al personal quedándose su sonido en tierra de nadie.
A continuación, GALO CANT’ÁS DUAS, con un show desigual incidían con una apuesta musical de similares características. Variadas texturas por diferentes atmósferas nos llevaban al post-metal, doom y post-rock del ALTAR DEL HOLOCAUSTO.
Los salmantinos sorprendieron con su habitual litúrgica puesta en escena a un público fundamentalmente local, que en en su mayoría no sabía de las características de la banda. Con caras de sorpresas había quién preguntaba si estábamos el K.K.K. había montado una banda.
El trío a la postre, se convirtió en el mayor aliciente de una jornada que había algo titubeante. Entrados ya en la madrugada, el dúo francés PUTAN CLUB volvían a sorprender al centenar de personas presentes, ofreciendo una curiosa puesta en escena. Situados entre el público, prescindiendo del coqueto escenario el dúo francés montaba las pedaleras de su bajo y guitarra para empezar a arremeter con sonidos industriales de vocación noise, en los que las distorsiones juegan un gran papel. las altas horas de la madrugada y lo peculiar de la oferta, había hecho que muchos optarán por un buen descanso.
Las dos siguientes jornadas se desarrollaban en el escenario principal. un aparcamiento situado a entre la salida del camping y un campo de deportes anexo. Cierto es que hubiera sido apoteósico ver el ritual de COVEN en medio del bosque, pero de momento nos quedaba esperar a ver que nos ofrecía Jinx Dawson y su banda.
Durante la prueba de sonido, Jinx, enfundada en unas gafas de sol que impedían ver su rostro, permaneció en el interior de un coche aparcado junto al escenario mientras la banda preparaba todo. Era bastante alentador lo que estábamos escuchando, con unos músicos que sabían lo que hacían. Solo nos quedaba comprobar el estado de forma de la voz de la carismática cantante. No debemos olvidar que a sus 69 años, sus cuerdas vocales no son las mismas que en 1969. La sensación de que estábamos ante una diva me asaltó en aquellos momentos naciendo alguna duda de lo que realmente podría deparar su actuación.
Con una previa más que interesante a cargo del dúo GREENGO y su stoner metal de tintes doom.
Tras ellos, SANTO ROSTRO iban oscureciendo la noche con su doom, metal con aderezos andaluces, y genes de hard rock setentero. Un enérgico show que conseguía calentar una noche que se veía asediada por una grandísima humedad que hacía que tras la luz de los focos, estuviéramos viviendo un gran diluvio.
Con una introducción con la parafernalia ocultista presidiendo el escenario aparecían COVEN. Entre tinieblas y arropada por los músicos vestidos con túnicas que cubrían su cuerpo, Jinx salía de un ataúd ataviada con una vistosa máscara que cubría su rostro, guantes ocultando sus manos haciéndonos olvidar cualquier vestigio de su edad y unas larguísimas e inquietantes uñas.
Con un repertorio que repasaba su primer álbum casi al completo, y algún tema suelto de sus álbumes de los setenta, así como alguno de su última producción, completaban una brillante actuación en la que cada gesto, cada momento, cada riff, estaban perfectamente diseñados y medidos.
Sin mostrar el poderío vocal que ofreció hace décadas, Mrs. Dawson, lo suplía con sensualidad seduciéndonos constantemente con el movimiento de sus manos, con su mirada, con su cuerpo. Luchando con la enorme humedad, la diva se preocupaba por su pelo, que perdía su lisa textura, creando un volumen no deseado.
No faltaron su habitual calavera y su bola de cristal, ofreciendo los momentos más magnéticos, con los que hechizaba a un público predispuesto. Elementos que en sus manos adquirían otra dimensión multiplicando su efecto sobre los presentes, que nos veíamos abducidos por su magnetismo. Se percibía la sensación de que estábamos presenciando algo que muchos jamás hubiéramos pensado que podríamos ver. El resultado fue un brillante y profesional concierto con unos músicos que sabían hacer su trabajo a la perfección.
No era fácil salir al escenario después del enorme show ofrecido por COVEN, pero los asturianos ACID MESS se plantaron en el escenario sin complejos para ofrecer lo que mejor saben hacer. Todo un viaje a través de sonidos psicodélicos ejecutados con gran maestría.
Un Borja «on-fire», nos golpeaba con los hipnótico riffs de su bajo, mientras la guitarra repartía acidez por todo el recinto. Entre la gente se comentaba que era una lástima, porque todavía estaban flotando y no estaban apreciando por completo la enorme actuación que estaba sucediendo ya que en sus retinas todavía estaba la imagen de la sacerdotisa de los cuernos.
La noche la cerraba ASIMOV, pero el cansancio acumulado a esas horas de la noche, invitaban a una retirada. No obstante, de camino al nido, su sonido retumbaba en la noche, dando una buena sensación.
La última jornada del festival nos reservaba otro plato apetecible. Si la noche anterior se había llenado de oscuridad con COVEN ahora el turno de poner la luz le correspondía a CHURCH OF THE COSMIC SKULL.
Un calentamiento previo a cargo de unos SOLAR CORONA magistrales y enérgicos dejaban paso al rock clásico con vocación stoner de THE QUARTET OF WOAH.
A caballo entre el A.O.R., el hard rock más al uso y algún sonido desértico los lisboetas nos introducían en los británicos.
Un peculiar combo que recupera los sonidos de los setenta con unos fantásticos coros femeninos, guitarras ácidas, órgano retro, violín y tonos angelicales. Sin llegar a estar completamente cómodos con su sonido según me comentaba Bill su líder y guitarrista tras el show, fueron destapando el tarro de las esencias, alejados de sonidos pesados.
Un aura celestial cubría el escenario con todos sus miembros de blanco impoluto, haciendo que nuestras almas se elevarán ante su bucólica propuesta. Ciertos guiños que dicen mucho de ellos, como una chapa europeísta que dejaba de manifiesto su opinión sobre el brexit, y banderas arco-iris en guitarras, así como la ropa de su teclísta, de una forma sutil, se mojaban en temas muy de actualidad.
CHURCH OF THE COSMIC SKULL recuperaban la esencia del rock clásico de los setenta de una forma brillante, aunque para algunos resultaran un poco “blanditos”. No obstante, completaron una notable actuación de tonos retro-rock, en los que son unos auténticos maestros.
La guinda al festival la ponían LINDA MARTINI, una banda desconocida para mí pero que goza de gran reputación entre el público portugués.
Un público en que podíamos ver caras algo más jóvenes, que vibraba con su actuación y que ponían su rock de masas al servicio de un evento que da cabida a distintas tendencias musicales. SUNFLOWERS cerraban la noche, pero, al igual que el día anterior la retirada se había producido con anterioridad.
WOODROCK FESTIVAL es un espacio cultural en el que cualquiera se puede sentir como en casa. Alejado del ambiente de los macro-festivales y cuidando los detalles, para que todo el mundo se encuentra cómodo. Un espíritu familiar y acogedor en el que se trabaja con esmero, sin contar con grandes medios, y en el que prima el bienestar de la gente. uno de esos festivales de los que hay que apuntar en la agenda y repetir sin ninguna duda.
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