Reseña: THE KUNDALINI GENIE.- «11​:​11»

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Desde que lanzaran su primer álbum «REVERBERATION» en 2.017, los galeses THE KUNDALINI GENIE me han estado reconfortando con sus maravillosos trabajos de psicodelia relajada. Ahora, con su cuarto álbum “11:11” crean un nuevo mantra sonoro en el que las influencias de oriente se aúnan con ese típico sonido de la psicodelia pop de la segunda mitad de los años sesenta tan floreciente en las Islas Británicas. Temas hipnóticos que no se privan de tomar prestados elementos kraut para invitarnos a un viaje en el que estimular nuestros sentidos. Con unos maravillosos ganchos pop que hacen que las flores estallen en una explosión de color. Tonos místicos que los acarician con delicadeza y que en su interior esconden un gran trabajo compositivo. Desde la aparente sencillez, las canciones fluyen con gracia entre narcóticos pasajes que esconden un torbellino de sonidos. Siempre sin perder el control, nos evocan prados aterciopelados en los que reposar y dejar estimular nuestros sentidos. Un ensoñador éxodo hacia lugares sensoriales de auténtico confort espiritual. Es difícil abstraerse del hechizo de unos temas que son tan reconfortantes como una canción de cuna para un bebé. Trascendentes, brillantes y profundos, la elegancia con se ejecuta cada acorde de guitarra contrasta con el mantra que crean a su espalda a través de zumbidos hipnóticos que nos hacen ir más allá de nuestro cuerpo.

Los siete minutos de “Mantra”, el tema que abre el álbum, ya nos dejan en un estado de relajación del que no saldremos en el resto del álbum. Con evolutivos efectos de teclados y los exóticos acordes del sitar construyen un corte raga-rock con olor a incienso reconfortante. Melodías neo-psicodélicas que evolucionan lentamente en un eterno génesis que supone, como su propio nombre indica, el tema es todo un mantra para los sentidos. Sus ritmos kraut en línea Kikagaku Moyo se desenvuelven entre una neblina narcótica que se eleva a las alturas celestiales con gran intensidad hasta alcanzar el nirvana.

En una atmósfera más espacial y tonos psicodélicos, “The two draw killer” nos atrapa con su hipnotismo de corte kraut y esa delicada guitarra bajo melodiosas y cálidas voces neo-psicodélicas de fuerte ascendencia sesentera. Siempre con los zumbidos perturbadores en un segundo plano, la dulce y profunda guitarra nos acaricia con ternura. Un tema relajado que transmite confort y sosiego bajo altas dosis lisérgicas.

Instalados en la psicodelia pop de los años sesenta “Can’t get you out my mind” camina por el sendero de aquellos ecos, en una revisión contemporánea de aquellas vibraciones. Tambores más ruidosos y una armonía ensoñadora y más pesada pone el contrapunto a la calma. Un corte que se presenta con altas dosis de melancolía.

“You left it all behind” se ve arropada por un turbio sonido de órgano y un bajo más férreo y sólido. Una brisa narcótica y estimulante con un cadente ritmo sirve de alfombra a afiladas guitarras que recorren acolchados prados sonoros. Un paisaje florido y místico que crea un aterciopelada cuadro sonoro.

“The sky is falling (But the stars look good on you)” se desarrolla entre un bucolismo arropado por bellas melodías. Los acordes de los teclados nos arrullan entre mágicas, cálidas y susurrantes voces. Una combinación en la que la dualidad entre lo grave y lo seductor y delicado de la voz de Julia McTiernan/Kate, resulta de lo más efectiva. Los coros celestiales crean de nuevo una estampa llena de misticismo entre los aromas florales que tan bien saben utilizar los galeses. La destreza de su guitarrista aparece nuevamente de una forma sobresaliente con grandes pasajes.

“Sunrise” se viste de The Beatles más trascendentales creando un aura mántrica creando una envolvente atmósfera de psicodelia pop rebosante de misticismo. El tema fluye lentamente, sin prisa, entre profundos sonidos de unos teclados que crean una neblina narcótica. Toda una constante en la mayoría de los temas.

Para el cierre del álbum, reservan el corte de mayor duración. “You had it all”. Las canciones de larga duración suelen ser siempre un escenario en el que las bandas se dejan llevar y desarrollar todo su potencial. Si con el resto de los temas no hubiéramos tenido bastante, aquí la vocación psicodelia de inspiración en los años sesenta se manifiesta majestuosa y sin complejos. Entre la melancolía y la esperanza el tema se eleva en su intensidad entre armonías que ondulan con aspecto frágil, pero conteniendo un sólido interior. Su largo minutaje, permite como licencia la incorporación de una extraña lución final entre hipnóticos acordes que no llego a saber a qué corresponde.

https://www.facebook.com/TheKundaliniGenie/

 

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